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ES RARO QUE LA BASURA SEA FRÁGIL

Libro. Imaginemos que este es un texto que cuenta una serie de hechos que ocurrirían en el espacio de una exposición, en el barrio donde ocurre esta exposición, pero que nunca acontecen realmente. Una suerte de sucesos que pertenecen únicamente a la ficción especulativa y que solo existen en las palabras aquí escritas. Una especie de actos performáticos. Imaginados. Todos. Es un texto pero es un performance. Es un performance pero no tiene público. Es un texto donde se degluten voces que aparecen, objetos y personas que no están, en una serie de actos. Es un texto que es un viaje, pero también es un agente secreto. Es una voz pero son todas las voces. Es un texto que flota, si, que anhelamos que flote en el lugar de la exposición aunque no esté ni suceda. Digo anhelamos porque lo hacemos nosotros y porque hablamos de tu. Y te aplauden y tú sonríes.

ISBN: 978-958-48-7247-0

https://cainpress.com/


En Es raro que la basura sea frágil, la curadora Carolina Cerón usa como excusa la exposición Hablemos por sky de Dick El Demasiado y Francisco Toquica, para preguntarse de manera intuitiva: ¿Qué es la basura? ¿Qué es una exposición? “En una vasta llanura bajo un amplio cielo gris, sobre un terreno que algún día fue fértil, se erige una construcción. En ella, una exposición. Una explosión se repite, pero nunca se ve qué exploto. Solo que algo explota”. Es raro que la basura sea frágil se articula con la novela Las Pinochetas de Dick el Demasiado, también editado por Caín Press. (tomado de: shorturl.at/foyQ7)




Imaginemos que este texto cuenta una serie de hechos que ocurrirían en el espacio de una exposición, en el barrio donde ocurre esta exposición, pero que nunca acontecen realmente. Una suerte de sucesos que pertenecen únicamente a la ficción especulativa y que solo existen en las palabras aquí escritas. Una especie de actos performáticos. Imaginados. Todos. Es un texto pero es un performance. Es un performance pero no tiene público. Es un texto donde se degluten voces que aparecen, objetos y personas que no están, en una serie de actos. Es un texto que es un viaje, pero también es un agente secreto. Es una voz pero son todas las voces. Es un texto que flota, sí, que anhelamos que flote en el lugar de la exposición aunque no esté ni suceda. Digo anhelamos porque lo hacemos nosotros y porque hablamos de tú.  Y te aplauden y tú sonríes.

Un texto elíptico, que se diluye en las formas como hablamos, es decir, como cuando hablas, si sabes. Te tengo que decir sabes para que sepas dónde me paro, si sabes, o para que sepas más bien desde dónde te hablo, si sabes. Te hablo de tú y como queriendo decir que sí, que en efecto, tú ya sabes. Como los bailes, los bailecitos verbales un tantico esquizofrénicos. Porque tienes que saber que más que unos genios torturados, más que verdugos, copleros, máquinas de contexto libidinoso libres de corsés y manuales de uso, somos otros. Desde hace dos siglos se escriben textos que no requieren una lectura lineal; unos flanes, un montón de nada de la virgen del vapor, lo que hace de un mediocre un original. Hace años se descubrió la enfermedad de Additioni (de “adicionar”), la sufre gente como la que escribe aquí, que nunca para de meter información y se pierde el hilo de la comunicación, salas de gimnasia para el archivador en el cráneo. El elogio de los accesorios solo funciona como accesorio en el papel, pues en el espacio es el protagonista. Y te aplauden y tú sonríes.

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Lo que las personas dicen es Historia, dice Gould. “Alquílate un hombre feliz, porque lo que antes pensábamos que era la historia, —reyes, y reinas, tratados, invenciones, grandes batallas, decapitaciones, César, Napoleón, Marie Curie, Poncio Pilato, La Baronesa Elsa Von Freytag-loringhoven, Colón— es la historia formal y en gran medida es falsa. Yo voy a escribir la historia”, siguió diciendo Joe Gould, “de la multitud en mangas de camisa —lo que dicen sobre sus trabajos, amoríos, comidas, parrandas, heridas y tristezas— o moriré en el intento.” Y así, Joe el hombre,  se dedicó a oír y transcribir conversaciones largas y cortas y conversaciones rápidas, conversaciones brillantes y conversaciones tontas, maldiciones, frases atrapadas, comentarios ásperos, situaciones y arrebatos de peleas y resentimientos, murmullos de borrachos, descripciones de objetos que no estaban ahí, ruegos de mendigos, propuestas de prostitutas, locuras de vendedores ambulantes, sermones de calle, filosofía de esquina, predicadores, gritos en la noche, rumores salvajes, gritos del corazón, discursos políticos, perpetuaciones de las jerarquías que nos oprimen... una vasta historia oral de nuestro tiempo. La transcripción que duró 40 años, terminó siendo doce veces más grande que la Biblia, con nueve millones, doscientas cincuenta y siete palabras, aproximadamente. La historia oral de nuestro tiempo, nunca existió, porque nunca se escribió.

En un museo suizo de Jean Dubuffet, el que abrazó a la locura y lo intentó enmarcar con mucho respeto, no solo hay obras para pared, o tres—d para suelo. También hay un librito con textos que son exactamente eso. Pulóveres, jersey's tejidos con lana anudada de pedacitos de diferentes colores, centenares de diferentes lanas y colores en un pulóver que nunca acaba de tejerse por una madre que perdió el control y se olvidó de los formatos del niño y del invierno.

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Alguien tocó estas piezas cuando nadie estaba. ¿Quien tocaría estas piezas en la noche, cuando nadie estaba? En el 90 ya surgió el primer problema con las jarras cuando Nina Simone, desintoxicándose y viviendo unos años en Nimega, Países Bajos, las tocó al fabricar antes de que entraran en el horno. Arriba del ojo izquierdo de Kissinger se pueden discernir las huellas digitales de sus dedos izquierdos, los dedos con los que tocaba los bajos en el teclado. En el Carolina Courier remarcaban que era la mejor mano porque los bajos pegan en el estómago y conmueven sin poder ser controlados. La mente logra empujar a los costados, como los rompehielos, pero, como dijo Pancho Villa, la panza vive.


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RTI presenta: Naturalia. La historia de los animales y los animales en la historia. Presentación: Gloria Valencia de Castaño, la primera dama de la televisión colombiana. —Buenas noches, al preparar esta versión de nuestro programa, pensaba seriamente en la responsabilidad que tenemos los comunicadores, quienes trabajamos en la prensa, en la radio, en la televisión. Es realmente una responsabilidad muy grande. En la televisión, por ejemplo, los televidentes son extraordinariamente receptivos. Cuando se les presenta un tema, y ese tema les agrada de verdad, entonces quieren que se les repita, quieren ampliarlo, quieren saber un poco más. Pongamos, por ejemplo, la historia. Si la historia está bien contada, dignamente dicha, verazmente relatada, entonces, quieren saber sobre los personajes, y en muchas ocasiones escriben preguntando qué libros pueden leer al respecto, que más cosas pueden tratar de conocer para ampliar el tema. Y no hablar por ejemplo de los programas geográficos donde presentan regiones de Colombia, los televidentes siempre quieren saber un poco más sobre esas regiones, cómo se llega, cómo son en realidad, cuántas cosas más se les puede enseñar sobre esto. Entonces, nos damos cuenta nosotros, de que tenemos, de verdad, una gran responsabilidad. Nosotros tenemos que presentar temas que les interesen, pero presentarlos en una forma bella, instructiva, hacer además, que ustedes, como en el caso que tenemos hoy, nos escriban después pidiéndonos mayor información. Nos estamos refiriendo concretamente a un tema que les presentamos recientemente, el tema fue, El Cóndor. Llovieron las cartas. Nos preguntaban; ¿por qué no salió el cóndor de California? ¿Cuál es el cóndor más costoso? ¿Cual es el país más rico en cóndores? y así, una serie de preguntas más, tan interesantes todas, que resolvimos contestarlas con un programa dedicado al asunto, y ese es la que tenemos esta noche para ustedes.


Poco a poco, hemos ido viendo en esta serie algo nuevo. IBM de Colombia, en la celebración de sus cincuenta años, los invita a que estén una vez más, en este espacio de Colcultura. Realmente, yo creo que, es algo que la familia entera no puede perderse.  Sea usted bienvenido, querido televidente. En la escena de El cóndor vuelve tengamos en cuenta que suena la canción El cóndor pasa. Lo que podemos ver en la escena es un cóndor. El cóndor andino, cóndor de los Andes o simplemente cóndor Vultur gryphus, que es una especie de ave de la familia Cathartidae que habita en Sudamérica. El orden al que pertenece su familia se encuentra en disputa. Se extiende por la cordillera de los Andes, cordilleras próximas a ella y las costas adyacentes de los océanos Pacífico y Atlántico. Es el ave no marina de mayor envergadura del planeta. No posee subespecies y su nombre procede del quechua kuntur. Hay que decirlo, es un ave carroñera, que se alimenta de animales muertos. Cuando localiza su carroña, los cóndores no descienden a tragarla de manera inmediata, por el contrario, permanecen atentos, posados en algún lugar para ver claramente a su presa. El cóndor puede ingerir cinco kilos de carne en un día y ayunar cinco semanas. También come animales enfermos. El condor viaja por toda la cordillera andina, desde el sur en Tierra del Fuego, hasta el occidente venezolano. En la siguiente escena, vemos como este cóndor se transforma en un maravilloso avión que trabaja a lo largo del continente.

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Alguien tocó la basura que estaba en la cocina, se le congelaron los dedos y se le cayeron los anillos y se le fueron por el sifón del lavaplatos. Pánico en la sala. Es raro que la basura sea frágil, pensó mientras los miraba correr por el desagüe. Alguien tocó la basura. La basura es un desperdicio, pensó. Alguien compró la basura. El desecho no es frágil porque ha sido desdeñado a su condición de basura. Alguien tocó la basura. Que la basura pueda ser frágil y se pueda romper es una ficción, pensó. Alguien compró la ficción. Su condición de objeto de ficción le permite dejar de ser basura porque es cerámica, pensó. Alguien tocó la cerámica. Es cerámica porque la basura quiere disfrazarse, pensó. Alguien compró la basura. El disfraz de la basura en cerámica es temporal.


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En una intervención espiritista llevada a cabo un viernes a las 12:00 de la noche, se percibieron voces del más allá.

—Carmencita, ¿me pasás la aspiradora? —dijo Doña Gloria.

—Tengo que cambiarle la bolsa, señora Gloria.

—¿Todavía está llena con lo de ayer?

—Sí, señora. Su esposo me dijo que quería leer y el ruido lo estorbaba.

—Mi marido, Carmencita, aquí no pinta nada. Mirá lo que hago con el reloj de su padre, la Rolex que no quiere hacer reparar.

Ese mismo fin de semana pero a 14 kilómetros de la casa, en un asentamiento improvisado: "y te digo, la señora fue al baño, se oía que abría la tapa y oí el reloj caer en el agua."