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cureitin
Una publicación de dos cursos: arte y significado del profesor Sergio Rodríguez y del seminario de curaduría de Carolina Cerón. Los siguientes textos son respuestas, actos de especulación, o señalamientos de lo que de ellos es posible extraer. Puede ser descargado AQUÍ con una licencia CC de atribución.
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Portada de la publicación, un dibujo de Daniel Blanco.




Cureitin supone una traducción en espanlish de la palabra curating en inglés y curaduría en español. La actividad de traducir como la actividad curatorial implican actos semejantes; como escoger, por ejemplo.







CUREITIN

Prólogo

Con el fin de demostrar que investigar y aprender no necesitan de un intermediario, se plantea en el municipio de Gotinga en la Alemania del siglo XVIII que un seminario es diferente a una cátedra pues en él las personas se enseñan unas a otras. Es así como este grupo de personas ha asumido la tarea de abordar textos teóricos, en muchas ocasiones de alta complejidad, para comentarlos desde el acto de especular, o desde lo que de ellos es posible extraer. La frase: “¡pare de curar! Y piense de qué se trata lo curatorial” fue un afortunado punto de partida.

Cureitin supone una traducción en espanlish de la palabra curating en inglés y curaduría en español. La actividad de traducir como la actividad curatorial implican actos semejantes; como escoger, por ejemplo. La práctica curatorial ha sido tradicionalmente definida como un acto que involucra una selección, una decisión y una traducción que genera asociaciones, capturando el espacio de contingencia entre al menos dos entidades. De manera similar, el ejercicio de traducir se toma la libertad de emplear otras palabras que tal vez no traducen literalmente lo mismo, en aras de ofrecer un significado más agudo y más amplio a un posible lector. Es en ese desfase de la traducción donde es posible y contingente asumir el error de aquello que, en medio de la disrupción, nunca llega a significar lo que tiene que significar pues la traducción no termina de cumplir la promesa de significar como equivalente en un idioma u otro; siempre hay en el acto de traducir, como en el de curar, un sujeto que toma decisiones que repercuten en la significancia de algo. Este es el resultado de un ejercicio de especulación como respuesta a textos específicos que serán señalados al comienzo de cada sección para que quien esté interesado pueda revisarlos posteriormente. Al igual que en la publicación al revés del dorso, invitamos a quien tome este fascículo en sus manos a buscar y leer las fuentes originantes, y luego interpretar por qué se escribió lo que está aquí.


La primera sección ¿Qué piensa cuando piensa en _ _ _ _ _ _ _ _ _? Parte de preguntarnos en qué pensamos cuando pensamos en esa palabra; cu-ra-du-rí-a. No se trata de afirmar la necesidad de establecer un hipotético significado verdadero o esencial al concepto de curaduría. La palabra deviene en una actividad que se estructura en establecer y obedecer límites reales o imaginarios como pueden ser una inauguración, una fecha límite, un cierre y un texto. Los textos aquí escogidos saben asumir y afrontar la palabra y el imaginario que representa.

¿Qué es un teórico? Es una sección que parte de un texto con el mismo nombre escrito por Irit Rogoff, en el que se establece una jugosa premisa: Un teórico es aquel que ha sido desmenuzado o deshecho por la teoría. Deshecho es la traducción que hace google de la palabra inglesa undone, al igual que desmenuzado es la traducción al español de la palabra crumbled que en inglés hace referencia a algo que se cae y colapsa. Por lo general la palabra undone va acompañada del verbo “to come” que lleva su alcance y significancia aún más allá: desabrocharse, deshacerse. Es así como lo curatorial aboga por una disolución de barreras disciplinares, donde la ruptura que conlleva el deshacer, es esencial para esta publicación. El texto de Rogoff rompe una idea fija sobre la separación entre el arte y la teoría artística y, de esa misma manera, la idea de que la curaduría es una práctica autoritaria de gestión.

Curaduría a una traducción presupone el problema de leer textos en inglés cuyos ejercicios de especulación implican que cada sujeto realice de manera inconsciente una traducción propia a una misma palabra en otro idioma. La sección organiza las distintas traducciones que hacemos a una misma palabra a lo largo de los textos.

El Diccionario de términos curatoriales, es un ejercicio que realiza una red independiente de curadores que trabaja en Austria, República Checa, Hungría, Eslovaquia y Rumanía desde 2002 llamada Tranzit. La red se establece como una estructura policéntrica donde un colectivo de unidades locales autónomas, cooperan a través de diversas fronteras, entre naciones, idiomas, medios de comunicación, mentalidades e historias. El diccionario curatorial es un ejercicio de Tranzit en donde al discutir y leer acerca de varios conceptos utilizados en el discurso y las prácticas curatoriales internacionales, reconocen una incertidumbre gnoseológica: es posible señalar autores, proyectos o textos relevantes que reflexionan sobre conceptos específicos. Después de una mirada más meticulosa sobre conceptos en el discurso curatorial, encuentran que nociones cómo la curaduría performativa, el nuevo institucionalismo o la colaboración, son conceptos deliberadamente vagos que tratan de delinear una práctica en particular más que una teoría. En este intento reconocen que el discurso curatorial -a diferencia de otros discursos teórico-académicos- es extrapolado a la práctica; los conceptos que se crean son a menudo "proposiciones para una cierta práctica curatorial" y deciden desarrollar un proyecto general a través del cual los conceptos, su significado y su formación discursiva puedan ser comprendidos más a fondo y, al mismo tiempo, puedan explicar su relevancia en la praxis curatorial. Esta sección no es una traducción literal al proyecto del diccionario curatorial de Tranzit, sino más bien, y siguiendo la premisa de un ejercicio de especulación, cada autor toma una palabra del diccionario y elabora una respuesta que asume el error propio de la traducción y del contexto. Tranzit encuentra en su proyecto una brecha cultural y lingüístico-epistemológica: como hablantes húngaros nativos, tuvieron que reconocer que algunos de los conceptos básicos en inglés, como Educación o Education simplemente no están disponibles en húngaro; No hay un equivalente "perfecto" de su significado en inglés, como tampoco lo hay en español, no sólo lingüísticamente, sino conceptualmente. Es este nuestro intento de dar respuesta a algunas de las palabras que componen ese diccionario.

Curadurías colaborativas parte de la lectura del texto Un enfoque subjetivo a la curaduría colectiva (A Subjective Take on Collective Curating) de Alfredo Cramerotti, Rían Lozano y Khaled Ramadan en representación del CPS (siglas en inglés del grupo Cámara de Secretos Públicos, Chamber of Public Secrets) que aparece en la revista Manifesta #8 del año 2010. Este texto amplía la noción de un grupo que establece como su centro la práctica curatorial como una actividad colectiva y lo hace con una pregunta de Viktor Misiano: “Si no es usted, ¿quién? y si no es ahora, ¿cuándo?” Las subsecuentes respuestas establecen la posibilidad de pensar la curaduría colectiva como una renuncia a lo que ya se sabe para aprender lo que no se sabe de otra persona que lo sabe, y así dar espacio a que un colectivo produzca algo más grande que la suma de sus partes. El texto establece que la dinámica de la curaduría colectiva trabaja por sustracción más que por adición, extendiendo su alcance, pero renunciando a una posición autocrática. Se piensa la curaduría colectiva fuera del campo del arte para construir y ampliar la audiencia ya sea de un público artístico, los espectadores de un canal de televisión o una comunidad de pares. ¿Por qué entonces la curaduría colectiva? La primera respuesta es que, al empezar su trabajo, los miembros de la CPS se dieron cuenta de que se aburrían trabajando solos y esto ya era una razón de peso suficiente. Pero advierten también que hay algo más. En un colectivo, el riesgo de las ideologías abrumadoras, la fe ciega o las respuestas emocionales devastadoras es mucho menor. Todo se diluye, en las relaciones, en el espacio y en el tiempo. Por supuesto, los grupos pueden tener sus propias ideologías y esas ideologías no son menos eficaces que las impuestas por una sola mano. Pero incluso si el proceso es más lento y a veces desconcertante e incierto, hay una buena probabilidad de que pensar, trabajar y decidir juntos pueda producir un resultado menos egoísta y más enriquecedor.


Ablandar la curaduría es una sección que parte de un artículo publicado en la revista Errata #5 escrito por Jaime Cerón como un homenaje a Gustavo Zalamea y a su trabajo realizado en los años 90’s en Bogotá. En este momento Zalamea presta atención a una serie de proyectos expositivos y su relación con la ciudad, en los cuales propone una manera de funcionar en colaboración con otros artistas y que denominó curadurías blandas. Bajo esta idea de ablandar la curaduría se introduce la noción de relaciones horizontales, que este modo de producción de proyectos curatoriales implica: las labores dentro de una exposición no son asignadas a profesores, estudiantes, graduados, artistas o curadores en particular; más bien, se desarrollan en conjunto. El objetivo está orientado a generar relaciones, más que a un producto expositivo final, estable e inamovible.


Pronúnciese Cureitin es una sección que revisa un ejercicio realizado por los estudiantes del programa de doctorado en Conocimiento Curatorial (Curatorial Knowledge) del departamento de Cultura Visual del Goldsmiths College de la Universidad de Londres y que tiene como resultado el libro Lo curatorial; una filosofía de la curaduría (The Curatorial A Philosophy of Curating) editado por Jean-Paul Martinon y compuesto por textos de artistas y curadores que hacen parte de las discusiones de este programa. El prefacio del libro nos sugirió una forma de trabajo, pues encontramos en él un coraje crítico de resistirse a producir más eventos curatoriales y detenerse a reflexionar sobre una actividad: la curaduría. En este libro, los autores se asumen como provocadores en vez de expertos y así lo hicimos nosotros. Ellos, -los autores- se convirtieron en una suerte de amigos imaginarios con los que llevamos un tiempo en discusión, cuyos textos nos ha costado entender, pero a quienes hemos decidido interpelar. Encontramos que, desde el prefacio, el texto sugiere la urgencia de diferenciar la curaduría de lo curatorial.

La curaduría se entiende aquí como una serie de prácticas profesionalizantes que tienen que ver con organizar exposiciones y otros modos de mostrar, mientras que lo curatorial opera a otro nivel; explora todo aquello que hace, de manera consciente o no, la figura predominante de la curaduría -el curador- y comprende esta actividad como un evento de conocimiento. Hacer una distinción entre la curaduría y lo curatorial significa cambiar el énfasis de la producción de un evento al evento mismo; su representación, dramatización y performancia. La curaduría tiene lugar en la promesa de un evento final y estable.  Por el contrario, lo curatorial perturba ese proceso, rompe la escena y sin embargo produce una narrativa que cobra vida en el momento en que el acontecimiento comunica y dice, como observó una vez Mieke Bal: «Mira, así es». Lo curatorial es una disrupción, es parar y dar la u en una carretera, es devolverse. Por esto tal vez el prefacio del libro enfatiza en la necesidad de hacer un alto para dar lugar a una reflexión inacabada y turbulenta. Dentro de esta perturbación propuesta por lo curatorial, las obras de arte ya no pueden ser un proceso de interpelación, una aclamación consciente o inconsciente por algún modo interiorizado de conocimiento. Es entonces cuando se embarcan en otro proceso, en precipitar una reflexión, o en alentar otra forma de percibir y pensar el mundo. Es así como el libro, sin querer presentar un binario opuesto entre disciplinas, introduce el término de lo filosófico como una forma distanciada de reflexión a lo curatorial. No gratuitamente el prefacio al libro empieza con una suerte de décima en inglés:

Queremos hablar de curar: acerca de sus potencialidades y sus alcances.
Queremos hablar de curar: acerca de los conocimientos sobre los que se basa y sabe que produce.
Queremos hablar de curar: sobre sus sociabilidades, colectividades y convivialidades.
Queremos hablar de curar: acerca de sus compromisos de ver, leer, hablar e intercambiar como una forma de actividad pública.
Queremos hablar de curar: porque la curaduría ha estado buscando nuevas maneras de instanciar las crisis de nuestro mundo en otras modalidades, de encontrar otras maneras de comprometerse con nuestros problemas actuales.
Queremos hablar de curar: porque pensamos que ahí se encuentra la posibilidad de anidar algo dentro de sus protocolos, la posibilidad de otras formas de trabajar, relacionar y conocer.

Esta sección se encuentra dividida en dos partes; en la primera se realiza un ejercicio de respuesta al prefacio del libro. En la segunda, cada miembro del seminario escogió un texto guiado solo por la intuición de lo que le producía el título y partió de ahí para interpelar su contenido. En ese ejercicio de interpelar al otro sin conocerlo, y de interpelarlo desde otro idioma y con otros referentes, concluye este ejercicio que ahora publicamos y que no comprende respuestas certeras ni absolutas. No aclara, pero insiste en que conversar, discutir y leer, son actividades que en sí mismas se entienden como lo esencial de lo que es hacer las cosas visibles, legibles y relevantes, al igual que la actividad de curar algo. En palabras de Martinon, con el ánimo de darse el permiso de leer lo curatorial como un acto de liberación de marcos preexistentes, una excusa de ver el mundo de manera diferente, como una estrategia para inventar nuevos puntos de partida, como un proceso de renovar la propia subjetividad, como un movimiento táctico para reinventar la vida, como la práctica sensual de la creación de la significación, como un instrumento político fuera de la política, como un procedimiento para mantener una comunidad unida, como el sentido de la diversión, como un dispositivo que ayuda a revisar la historia, como una medida para crear afectos, como el trabajo de revelar fantasmas, como un plan de permanecer fuera de la articulación con el tiempo, como un método en evolución para mantener los cuerpos y los objetos juntos.

-Carolina Cerón.