¡Suspira rápido que van a demoler el jardín!
Material de Estudio
Natalia Castillo Ramirez, Ana María Roa Limongi y Laura Ceballos Castilla
Comenzamos desde el silencio. Despacio, uniendo círculos que se juntan con los cuerpos de este diálogo entre una planta y tres mujeres. Estar con la guadua empieza por preguntarse: ¿Qué dice? ¿Cómo lo dice? Y solo sale silencio de esa vara. Empieza a hablar despacito, toca sentarse a oírla con paciencia y suavidad. Sacamos herramientas que nos hacen fraccionar el tiempo porque la planta nos mostró que era una forma de hablar. Nos sentamos juntas con ella sin buscar ninguna forma. La forma deviene del equilibrio que vendrá después. Más lento, más atentas, con cuidado que te cortas. Para, sin prisa. Haz nudos. Nudos fuertes. Cuando de un nudo comienza a nacer otra planta de guadua, este se hace más grueso, consistente, terco. La terquedad es como un límite, la manera en que la guadua nos guía y nos muestra sus posibilidades. Un día empezó a hablar bajito: Soy una mujer rizoma que conecta y apoya, que sostiene y nutre. Soy la raíz del manglar que, como un brazo gigante, abraza. Somos tres puntos de apoyo para residir. En el nudo tengo la resistencia y la vida. En la humedad me ablando y me acomodo. Soy el canto del regazo, el manto donde caer. Soy una red que anuda y ayuda, que sostiene nudos y apalabra gestos. El movimiento rápido de los dedos me deja sentir las falanges palpitar. Sus falanges como mis nudos. Me contorsiono y las obligo a doblarse. Me artículo, me lesiono y me fracciono. Soy hábil y quiero usar la delicadeza que existe dentro de mí junto a la rudeza que es mi salvación. Aguanto a través del entramado fibroso y respondo como un oráculo, con posibilidades y ramificaciones. No me tengan miedo que soy como una araña que acompaña peluda y quebradiza. Ellas se llenan de mí, pero no lo ven. Después dijo pasito: ¡Suspira rápido que van a demoler el jardín!
Material de Estudio
Natalia Castillo Ramirez, Ana María Roa Limongi y Laura Ceballos Castilla
Comenzamos desde el silencio. Despacio, uniendo círculos que se juntan con los cuerpos de este diálogo entre una planta y tres mujeres. Estar con la guadua empieza por preguntarse: ¿Qué dice? ¿Cómo lo dice? Y solo sale silencio de esa vara. Empieza a hablar despacito, toca sentarse a oírla con paciencia y suavidad. Sacamos herramientas que nos hacen fraccionar el tiempo porque la planta nos mostró que era una forma de hablar. Nos sentamos juntas con ella sin buscar ninguna forma. La forma deviene del equilibrio que vendrá después. Más lento, más atentas, con cuidado que te cortas. Para, sin prisa. Haz nudos. Nudos fuertes. Cuando de un nudo comienza a nacer otra planta de guadua, este se hace más grueso, consistente, terco. La terquedad es como un límite, la manera en que la guadua nos guía y nos muestra sus posibilidades. Un día empezó a hablar bajito: Soy una mujer rizoma que conecta y apoya, que sostiene y nutre. Soy la raíz del manglar que, como un brazo gigante, abraza. Somos tres puntos de apoyo para residir. En el nudo tengo la resistencia y la vida. En la humedad me ablando y me acomodo. Soy el canto del regazo, el manto donde caer. Soy una red que anuda y ayuda, que sostiene nudos y apalabra gestos. El movimiento rápido de los dedos me deja sentir las falanges palpitar. Sus falanges como mis nudos. Me contorsiono y las obligo a doblarse. Me artículo, me lesiono y me fracciono. Soy hábil y quiero usar la delicadeza que existe dentro de mí junto a la rudeza que es mi salvación. Aguanto a través del entramado fibroso y respondo como un oráculo, con posibilidades y ramificaciones. No me tengan miedo que soy como una araña que acompaña peluda y quebradiza. Ellas se llenan de mí, pero no lo ven. Después dijo pasito: ¡Suspira rápido que van a demoler el jardín!
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agosto 10, 2022
El diorama y la lengua es un ciclo de exposiciones curado por Carolina Cerón en la galería Espacio Continuo.
agosto 10, 2022
El diorama y la lengua es un ciclo de exposiciones curado por Carolina Cerón en la galería Espacio Continuo.