IBA BIEN PERO AL REVÉS
Paula Leuro & Andrea Infante 


Jueves, 21 de abril de 2022


Voy caminando en una dirección, piso una baldosa y me escupe agua negra, no una, sino esa. Voy bajo la lluvia, no, no la lluvia en sí, más bien la que empieza, quiero decir; empieza a llover y la baldosa me escupe. No empieza a llover, sino que termina. Empieza y termina a la vez. Termina y empieza. Es una indecisión en la que está lloviendo, me estoy mojando y encima: perdida. No, no perdida porque voy subiendo hacia la calle 11. Veo una escena, un espacio en tránsito, un momento suspendido. Alguien está llegando de trasteo o de pronto alguien se está yendo. Es un intermedio. Pero igual estoy perdida, y no sé por qué, si yo estaba subiendo hacia la calle 11. Claro que una calle, sobre todo una calle que una busca hacia arriba, es un lugar donde una puede estar perdida. Pero no puedo dejar de mirar esto  y pensar en quién estará ahí. Si por esa escalera se baja o se sube. No puedo dejar de pensar porque le pusieron letreros de traducción como en las películas. Para qué pondrían eso ahí. Como una captura de pantalla cuando se mira una película desde el celular.  Miro el google maps cada veinte metros, lo saco de la maleta y se moja, siempre lo mismo. No puede ser, pero es. Esta calle es infinita, me pierdo cada vez más. Esos muebles tan inútiles, tan imposibles. Esas tripas con cosas escritas, con cosas que son cosas y se llaman cosas. Y hay otras cosas que son esas vitrinas dentro de la vitrina. Un poco de cosas. La poesía es como un mueble, se sabe. Construir un mueble es como construir un texto, se sabe. Los muebles están construidos por pedazos, como los textos. Piso otra baldosa y me vuelve a escupir. Cuando no estoy vagando por las calles, me voy a casa. Entonces cierro los ojos y el tiempo pasa sin esfuerzo. Yo no creo que exista. Esta calle es infinita, me pierdo cada vez más en este laberinto en línea recta. Algo está congelado, pero se está moviendo. O llegué muy tarde o muy temprano. ¡Voy en la dirección contraria! Iba bien, pero al revés. La calle estaba al revés en el google maps. Quizás sí, en fin, no sólo el mapa: en mí también, en mi cabeza, estaba al revés, todo. Debo reacomodar mi sentido de la dirección: es fácil, hay que poner la cabeza donde tengo la nuca. Es que la calle 11 estaba al revés, en realidad. Ahora sí, la inversión es completa, absoluta. La lluvia estaba al revés, y la baldosa también; que bueno que nunca estuve caminando ni buscando la calle 11. Que bueno que nunca estuve en ninguna parte.










registro:
Paula Leuro & Andrea Infante 
galería Espacio Continuo



︎︎︎











Abril 20, 2022


El diorama y la lengua es un ciclo de exposiciones curado por Carolina Cerón en la galería Espacio Continuo.