el diorama y la lengua
Un diorama crea realidades, como una ventana a un universo posible, o imaginado, o extinto. Un diorama es una claraboya a un mundo que no conocemos, un portal a otra dimensión. Un artefacto canibal. Un diorama es una grieta. Es también un instante congelado. Un diorama es una fotografía. Es un paisaje, es una vista. Un diorama es pura ciencia ficción porque se construye desde la parábola científica. Es un dispositivo colonial para ver imágenes. Un diorama es teatro congelado. Es una puesta en escena suspendida. Un diorama es una reminiscencia de otro lugar. Un diorama es un contenedor. Un pasado que sucede en algún sitio. Un vistazo rápido. Un diorama es también un ejercicio de control. Un diorama es un dispositivo del habla. Es una boca. Es un mundo, una lengua.
Como lo señala Tony Bennett, el complejo expositivo y por lo tanto la idea actual de museo de arte, está estrechamente ligada a la formación de instituciones como los museos de historia y ciencias naturales, dioramas y panoramas, ferias internacionales, almacenes por departamentos, parques de diversiones que como lugares de consumo y gestión del ocio, darán lugar a la creación de nuevas tecnologías de la visión. La idea de disponer objetos, cosas, conceptos y la actividad de agruparlas, manipularlas, reunirlas, estudiarlas y mostrarlas mediante el formato expositivo es un sistema de conocimiento heredado. El modelo de exposición presente en el siglo XVIII, se convertirá más adelante en una de las condiciones seminales de la cultura occidental, en su afán por disponer ese mundo descubierto y colonizado, sometido y apropiado. A la hora de representar el mundo, los museos, sus colecciones y las exposiciones como vehículo primordial del complejo expositivo, constituyen una visión enciclopédica y al mismo tiempo un argumento y un discurso que en parte ha determinado nuestra percepción. La figura del museo en su origen de disponer ese mundo descubierto, se apropia de tecnologías de la visión para darle al visitante la recreación cercana a la realidad de un lugar ajeno. El diorama como vehículo de entretenimiento, era una experiencia teatral que cambiaba de apariencia sutil o dramaticamente con efectos de luz y movimiento. La figura del diorama como dispositivo para acceder a un mundo desconocido, que era el propósito principal en los formatos expositivos de los museos de ciencias naturales, por ejemplo, cae en desuso a partir de la década de los años cincuenta y se convierte en un formato anacrónico.
¿Qué quieren las imágenes? ¿Qué pasa con las imágenes y las palabras? ¿O las palabras que se vuelven imágenes ? ¿O las palabras que superpuestas a las imágenes cambian todo su sentido? ¿Qué le hacen las palabras a las imágenes? ¿Qué le hacen las imágenes a las palabras? ¿Ilustra el texto una imagen? ¿La función de una imagen es ilustrar un texto? ¿Es posible crear una tensión/ diálogo que no obedezca a un ejercicio de ilustración pero si a uno de correspondencia? ¿Es posible crear disonancias? ¿Es la disonancia una forma de escritura? ¿Qué le falta o que no funciona con el lenguaje verbal?
Como lo señala Tony Bennett, el complejo expositivo y por lo tanto la idea actual de museo de arte, está estrechamente ligada a la formación de instituciones como los museos de historia y ciencias naturales, dioramas y panoramas, ferias internacionales, almacenes por departamentos, parques de diversiones que como lugares de consumo y gestión del ocio, darán lugar a la creación de nuevas tecnologías de la visión. La idea de disponer objetos, cosas, conceptos y la actividad de agruparlas, manipularlas, reunirlas, estudiarlas y mostrarlas mediante el formato expositivo es un sistema de conocimiento heredado. El modelo de exposición presente en el siglo XVIII, se convertirá más adelante en una de las condiciones seminales de la cultura occidental, en su afán por disponer ese mundo descubierto y colonizado, sometido y apropiado. A la hora de representar el mundo, los museos, sus colecciones y las exposiciones como vehículo primordial del complejo expositivo, constituyen una visión enciclopédica y al mismo tiempo un argumento y un discurso que en parte ha determinado nuestra percepción. La figura del museo en su origen de disponer ese mundo descubierto, se apropia de tecnologías de la visión para darle al visitante la recreación cercana a la realidad de un lugar ajeno. El diorama como vehículo de entretenimiento, era una experiencia teatral que cambiaba de apariencia sutil o dramaticamente con efectos de luz y movimiento. La figura del diorama como dispositivo para acceder a un mundo desconocido, que era el propósito principal en los formatos expositivos de los museos de ciencias naturales, por ejemplo, cae en desuso a partir de la década de los años cincuenta y se convierte en un formato anacrónico.
¿Qué quieren las imágenes? ¿Qué pasa con las imágenes y las palabras? ¿O las palabras que se vuelven imágenes ? ¿O las palabras que superpuestas a las imágenes cambian todo su sentido? ¿Qué le hacen las palabras a las imágenes? ¿Qué le hacen las imágenes a las palabras? ¿Ilustra el texto una imagen? ¿La función de una imagen es ilustrar un texto? ¿Es posible crear una tensión/ diálogo que no obedezca a un ejercicio de ilustración pero si a uno de correspondencia? ¿Es posible crear disonancias? ¿Es la disonancia una forma de escritura? ¿Qué le falta o que no funciona con el lenguaje verbal?
Un ciclo de exposiciones para La Vitrina de la Galería Espacio Continuo en Bogotá.
Cada exposición tiene
un cuento,
un mito,
un algo.
Cada exposición tiene
un cuento,
un mito,
un algo.
1. arpía
de Javier Morales Casas
una versión larga: (¿Por qué escribimos en versriones? ¿O, más bien, por qué compartir esas versiones?
Primero estaba el mundo. Y el mundo era un huevo. El huevo era cuidado por un animal fabuloso con la cara de una mujer y el cuerpo de un ave de rapiña que todo lo veía. Una arpía de cuando las mujeres fueron pájaros con unos ojos grises profundos. Una arpía que al cuidar el huevo cuidaba el mundo. Llevamos poco tiempo siendo humanos. Primero estaba el mundo y el mundo era el huevo, y la arpía lo sabía. Solo que a veces la arpía podía volverse otra y entraba al mundo, que era el huevo. Quienes la veían lo contaban en susurro para que la voz humana no la llamara de nuevo. Una mujer recuerda cuando la arpía se le prendió con las garras en el lomo mientras estaba muy de noche y ella era mucho más joven. Las arpías aparecen en Natagaima, Coyaima y Purificación, de donde son los abuelos y de dónde son los saínos. El sonido del saíno es confundido a veces con el susurro de las brujas. Llevamos poco tiempo siendo humanos. En el huevo que era también el mundo, había una mandrágora llamada Patricio Estrella Venus de Wilendorf, un fetiche antropomorfo que vive en casas de tierra caliente y está hecho con diversos tubérculos que los pijao tiraban desde una montaña y de acuerdo a cómo caía, podían saber cómo serían las cosechas. En los rituales fúnebres de los pijaos, los pueblos amerindios del Tolima, se procuraba mantener una distancia entre el suelo y el difunto. El difunto se enterraba en un hueco en la pared de la montaña en donde cabía el cuerpo y había un espacio para que de uno en uno, los dolientes entrarán a la tumba y le susurrarán algo al oído al muerto, luego de que todos le dijeran sus susurros empezaba un llanto colectivo que duraba horas y luego se bañaban todos en el Magdalena a las tres de la mañana. Llevamos poco tiempo siendo humanos. Las arpías y los chulos se parecen en que ambos vuelan y saquean, ambos consiguen cuanto pueden y se comen lo que se desecha. En áreas pobladas por humanos el chulo hurga en basureros y come huevos. Al chulo le falta el órgano vocal de las aves y por eso solo produce siseos de baja frecuencia, como susurros. El chulo, a diferencia de la arpía, pone los huevos en el suelo. El huevo de la arpía es negro. El huevo, como el mundo, nunca es para sí mismo, es un contenedor en función de otra cosa. Un contenedor que luego será descartado. El huevo, como el mundo, es solo huevo al ser desperdicio. La arpía lo sabe y aún así cuida ese huevo, que es el mundo. Llamamos una cosa con el nombre de otra, tal vez, porque llevamos poco tiempo siendo humanos. Como la arpía, conocemos las lecciones; aquí está el mundo, aquí está el huevo.
una versión corta:
Primero estaba el mundo.
Primero estaba el mundo.
Y el mundo era un huevo.
El huevo era cuidado por un animal fabuloso con la cara de una mujer y el cuerpo de un ave de rapiña que todo lo veía.
Una arpía que al cuidar el huevo cuidaba el mundo.
El huevo, como el mundo, nunca es para sí mismo, es un contenedor en función de otra cosa.
El huevo, como el mundo, es solo huevo al ser desperdicio.
La arpía lo sabe y aún así cuida ese huevo, que es el mundo.
Llamamos una cosa con el nombre de otra, tal vez, porque llevamos poco tiempo siendo humanos.
Como la arpía, conocemos las lecciones; aquí está el mundo, aquí está el huevo
2. iba bien, pero al revés
de Paula Leuro & Andrea Infante
Jueves, 21 de abril de 2022
Voy caminando en una dirección, piso una baldosa y me escupe agua negra, no una, sino esa. Voy bajo la lluvia, no, no la lluvia en sí, más bien la que empieza, quiero decir; empieza a llover y la baldosa me escupe. No empieza a llover, sino que termina. Empieza y termina a la vez. Termina y empieza. Es una indecisión en la que está lloviendo, me estoy mojando y encima: perdida. No, no perdida porque voy subiendo hacia la calle 11. Veo una escena, un espacio en tránsito, un momento suspendido. Alguien está llegando de trasteo o de pronto alguien se está yendo. Es un intermedio. Pero igual estoy perdida, y no sé por qué, si yo estaba subiendo hacia la calle 11. Claro que una calle, sobre todo una calle que una busca hacia arriba, es un lugar donde una puede estar perdida. Pero no puedo dejar de mirar esto y pensar en quién estará ahí. Si por esa escalera se baja o se sube. No puedo dejar de pensar porque le pusieron letreros de traducción como en las películas. Para qué pondrían eso ahí. Como una captura de pantalla cuando se mira una película desde el celular. Miro el google maps cada veinte metros, lo saco de la maleta y se moja, siempre lo mismo. No puede ser, pero es. Esta calle es infinita, me pierdo cada vez más. Esos muebles tan inútiles, tan imposibles. Esas tripas con cosas escritas, con cosas que son cosas y se llaman cosas. Y hay otras cosas que son esas vitrinas dentro de la vitrina. Un poco de cosas. La poesía es como un mueble, se sabe. Construir un mueble es como construir un texto, se sabe. Los muebles están construidos por pedazos, como los textos. Piso otra baldosa y me vuelve a escupir. Cuando no estoy vagando por las calles, me voy a casa. Entonces cierro los ojos y el tiempo pasa sin esfuerzo. Yo no creo que exista. Esta calle es infinita, me pierdo cada vez más en este laberinto en línea recta. Algo está congelado, pero se está moviendo. O llegué muy tarde o muy temprano. ¡Voy en la dirección contraria! Iba bien, pero al revés. La calle estaba al revés en el google maps. Quizás sí, en fin, no sólo el mapa: en mí también, en mi cabeza, estaba al revés, todo. Debo reacomodar mi sentido de la dirección: es fácil, hay que poner la cabeza donde tengo la nuca. Es que la calle 11 estaba al revés, en realidad. Ahora sí, la inversión es completa, absoluta. La lluvia estaba al revés, y la baldosa también; que bueno que nunca estuve caminando ni buscando la calle 11. Que bueno que nunca estuve en ninguna parte.
Voy caminando en una dirección, piso una baldosa y me escupe agua negra, no una, sino esa. Voy bajo la lluvia, no, no la lluvia en sí, más bien la que empieza, quiero decir; empieza a llover y la baldosa me escupe. No empieza a llover, sino que termina. Empieza y termina a la vez. Termina y empieza. Es una indecisión en la que está lloviendo, me estoy mojando y encima: perdida. No, no perdida porque voy subiendo hacia la calle 11. Veo una escena, un espacio en tránsito, un momento suspendido. Alguien está llegando de trasteo o de pronto alguien se está yendo. Es un intermedio. Pero igual estoy perdida, y no sé por qué, si yo estaba subiendo hacia la calle 11. Claro que una calle, sobre todo una calle que una busca hacia arriba, es un lugar donde una puede estar perdida. Pero no puedo dejar de mirar esto y pensar en quién estará ahí. Si por esa escalera se baja o se sube. No puedo dejar de pensar porque le pusieron letreros de traducción como en las películas. Para qué pondrían eso ahí. Como una captura de pantalla cuando se mira una película desde el celular. Miro el google maps cada veinte metros, lo saco de la maleta y se moja, siempre lo mismo. No puede ser, pero es. Esta calle es infinita, me pierdo cada vez más. Esos muebles tan inútiles, tan imposibles. Esas tripas con cosas escritas, con cosas que son cosas y se llaman cosas. Y hay otras cosas que son esas vitrinas dentro de la vitrina. Un poco de cosas. La poesía es como un mueble, se sabe. Construir un mueble es como construir un texto, se sabe. Los muebles están construidos por pedazos, como los textos. Piso otra baldosa y me vuelve a escupir. Cuando no estoy vagando por las calles, me voy a casa. Entonces cierro los ojos y el tiempo pasa sin esfuerzo. Yo no creo que exista. Esta calle es infinita, me pierdo cada vez más en este laberinto en línea recta. Algo está congelado, pero se está moviendo. O llegué muy tarde o muy temprano. ¡Voy en la dirección contraria! Iba bien, pero al revés. La calle estaba al revés en el google maps. Quizás sí, en fin, no sólo el mapa: en mí también, en mi cabeza, estaba al revés, todo. Debo reacomodar mi sentido de la dirección: es fácil, hay que poner la cabeza donde tengo la nuca. Es que la calle 11 estaba al revés, en realidad. Ahora sí, la inversión es completa, absoluta. La lluvia estaba al revés, y la baldosa también; que bueno que nunca estuve caminando ni buscando la calle 11. Que bueno que nunca estuve en ninguna parte.
una versión corta:
Alguien está llegando de trasteo o de pronto alguien se está yendo. Es un intermedio. Pero igual estoy perdida, y no sé por qué, si yo estaba subiendo hacia la calle 11. Claro que una calle, sobre todo una calle que una busca hacia arriba, es un lugar donde una puede estar perdida. Pero no puedo dejar de mirar esto y pensar en quién estará ahí. Si por esa escalera se baja o se sube. La poesía es como un mueble, se sabe. Construir un mueble es como construir un texto, se sabe. Esta calle es infinita, me pierdo cada vez más en este laberinto en línea recta.
3. Condiciones limitadoras debidas a la naturaleza de los movimientos expresivos de los especímenes estudiados.
de Niños feos del prado: Carlos Bonil, Erika Montoya, William Contreras Alfonso
En este nuevo mundo al que llegan, es posible que las condiciones limitadoras cambien según el inventario y las leyes vigentes de cada país. No se asuste, son solo huesos, le dijo Afrodita pero Don siguió leyendo. Las condiciones limitadoras comprenden una situación, donde objetos de reproducción masiva han sido reconstruidos manualmente por los seres multitask. Para evaluar el nivel de riesgo existente en determinadas condiciones reproducidas en los ensayos se emplean especímenes estudiados representativos antropomórficamente en varios tamaños. A la hora de determinar la opción más adecuada se toma en cuenta el informe médico, el nivel de amputación, el clima y las actividades que le gustaría realizar con las prótesis. Estos seres antropomórficos instrumentados permitirán evaluar el nivel de riesgo que la persona a la que representan sufriría en las mismas condiciones de impacto. No se asuste que son pedazos, Don, no lea eso más. Pero no somos hombres, Joseph, somos liebres muertas, dijo Don. Además, las impresiones que obtuve fueron superficiales porque no domino el idioma de las tribus, dijo Aby.
Todos quedamos muy preocupados con lo que dijo Don después de oír la noticia, mientras le mostraban la escala visual del dolor y él señalaba el rojo gritando en un susurro: bajo la radiografía, solo soy un vertebrado, hazme eso, hazle eso a mi anatomía corpórea, porque somos la humanidad, somos un maniquí con prótesis, ficticios y postizos, con y sin mente, tú lo pides como quieras, con o sin Darwin, por favor califícame. Los hilos de mi autonomía me lo ruegan y me crujen. Mi corazón rojo espinoso, alrededor de un brazo delgado, dentro de un hueso blanco donde el amor es innato y está cerca de mí, cerca a mi anatomía.
Afrodita afortunadamente le aclaró, mira, no te enredes, es una catálogo Don, te están vendiendo, aquí dice:
Otro aspecto importante de este tipo de prótesis son su terminal, es decir los componentes que hace las veces en cuestión, este puede ser:
Además, cuando la amputación es por arriba del codo se debe utilizar un codo protésico, este puede ser:
Los antropomórficos se agrupan en función del tipo para el que su instrumentación y biofidelidad están optimizadas. Suministramos una línea completa y equipamientos para calibración, así como la más completa instrumentación para los mismos. No te asustes, Don, es solo tu cabeza.
Palabras relacionadas: Verónica y la apoplejía, Salomé y la cabeza, Aby y el mundo, Afrodita y Don, el desecho pensado seriamente pero sin mente, ensamblaje y prótesis, desmembrar y remembrar, armar y desarmar, dividir las cosas para conocerlas.
Categorías de productos: Un botiquín, un electrocardiograma, una mano de guantemano, una piel, un casco, un hueso, un optotipo (es un test de agudeza visual), una tenia, una mantis religiosa que es una orquídea, un perrito, una cabeza, un pañuelo con tres cabezas de Don, un árbol de órganos, unos ojos en bandeja, unas pinzas y escalpelos.
Todos quedamos muy preocupados con lo que dijo Don después de oír la noticia, mientras le mostraban la escala visual del dolor y él señalaba el rojo gritando en un susurro: bajo la radiografía, solo soy un vertebrado, hazme eso, hazle eso a mi anatomía corpórea, porque somos la humanidad, somos un maniquí con prótesis, ficticios y postizos, con y sin mente, tú lo pides como quieras, con o sin Darwin, por favor califícame. Los hilos de mi autonomía me lo ruegan y me crujen. Mi corazón rojo espinoso, alrededor de un brazo delgado, dentro de un hueso blanco donde el amor es innato y está cerca de mí, cerca a mi anatomía.
Afrodita afortunadamente le aclaró, mira, no te enredes, es una catálogo Don, te están vendiendo, aquí dice:
Otro aspecto importante de este tipo de prótesis son su terminal, es decir los componentes que hace las veces en cuestión, este puede ser:
- Un gancho de trabajo en acero o aluminio.
- Una mano, un codo, una pierna pasiva o activa con su respectivo guante cosmético.
Además, cuando la amputación es por arriba del codo se debe utilizar un codo protésico, este puede ser:
- Codo activado por tracción
- Codo activado con sistema mioeléctrico
- Codo hibrido
- Codo de pvc
Los antropomórficos se agrupan en función del tipo para el que su instrumentación y biofidelidad están optimizadas. Suministramos una línea completa y equipamientos para calibración, así como la más completa instrumentación para los mismos. No te asustes, Don, es solo tu cabeza.
Palabras relacionadas: Verónica y la apoplejía, Salomé y la cabeza, Aby y el mundo, Afrodita y Don, el desecho pensado seriamente pero sin mente, ensamblaje y prótesis, desmembrar y remembrar, armar y desarmar, dividir las cosas para conocerlas.
Categorías de productos: Un botiquín, un electrocardiograma, una mano de guantemano, una piel, un casco, un hueso, un optotipo (es un test de agudeza visual), una tenia, una mantis religiosa que es una orquídea, un perrito, una cabeza, un pañuelo con tres cabezas de Don, un árbol de órganos, unos ojos en bandeja, unas pinzas y escalpelos.
una versión corta:
Todos quedamos muy preocupados con lo que dijo Don después de oír la noticia, mientras le mostraban la escala visual del dolor y él señalaba el rojo gritando en un susurro: bajo la radiografía, solo soy un vertebrado, hazme eso, hazle eso a mi anatomía corpórea, porque somos la humanidad, somos un maniquí con prótesis, ficticios y postizos, con y sin mente, tú lo pides como quieras, con o sin Darwin, por favor califícame. Los hilos de mi autonomía me lo ruegan y me crujen. Mi corazón rojo espinoso, alrededor de un brazo delgado, dentro de un hueso blanco donde el amor es innato y está cerca de mí, cerca a mi anatomía.
Todos quedamos muy preocupados con lo que dijo Don después de oír la noticia, mientras le mostraban la escala visual del dolor y él señalaba el rojo gritando en un susurro: bajo la radiografía, solo soy un vertebrado, hazme eso, hazle eso a mi anatomía corpórea, porque somos la humanidad, somos un maniquí con prótesis, ficticios y postizos, con y sin mente, tú lo pides como quieras, con o sin Darwin, por favor califícame. Los hilos de mi autonomía me lo ruegan y me crujen. Mi corazón rojo espinoso, alrededor de un brazo delgado, dentro de un hueso blanco donde el amor es innato y está cerca de mí, cerca a mi anatomía.
4. ¡suspira rápido que van a demoler el jardín!
de Material de Estudio: Natalia Castillo Ramirez, Ana María Roa Limongi y Laura Ceballos Castilla
Comenzamos desde el silencio. Despacio, uniendo círculos que se juntan con los cuerpos de este diálogo entre una planta y tres mujeres. Estar con la guadua empieza por preguntarse: ¿Qué dice? ¿Cómo lo dice? Y solo sale silencio de esa vara. Empieza a hablar despacito, toca sentarse a oírla con paciencia y suavidad. Sacamos herramientas que nos hacen fraccionar el tiempo porque la planta nos mostró que era una forma de hablar. Nos sentamos juntas con ella sin buscar ninguna forma. La forma deviene del equilibrio que vendrá después. Más lento, más atentas, con cuidado que te cortas. Para, sin prisa. Haz nudos. Nudos fuertes. Cuando de un nudo comienza a nacer otra planta de guadua, este se hace más grueso, consistente, terco. La terquedad es como un límite, la manera en que la guadua nos guía y nos muestra sus posibilidades. Un día empezó a hablar bajito: Soy una mujer rizoma que conecta y apoya, que sostiene y nutre. Soy la raíz del manglar que, como un brazo gigante, abraza. Somos tres puntos de apoyo para residir. En el nudo tengo la resistencia y la vida. En la humedad me ablando y me acomodo. Soy el canto del regazo, el manto donde caer. Soy una red que anuda y ayuda, que sostiene nudos y apalabra gestos. El movimiento rápido de los dedos me deja sentir las falanges palpitar. Sus falanges como mis nudos. Me contorsiono y las obligo a doblarse. Me artículo, me lesiono y me fracciono. Soy hábil y quiero usar la delicadeza que existe dentro de mí junto a la rudeza que es mi salvación. Aguanto a través del entramado fibroso y respondo como un oráculo, con posibilidades y ramificaciones. No me tengan miedo que soy como una araña que acompaña peluda y quebradiza. Ellas se llenan de mí, pero no lo ven. Después dijo pasito: ¡Suspira rápido que van a demoler el jardín!
una versión corta: